Tupidos y virginales montes cubiertos en su mayor extensión por pinos y caobas centenarias, engalanados con los hermosos colores de lánguidas orquídeas y flamígeros destellos de infinidad de bromelias, caracterizan a la Sierra de Neyba, en el suroeste de la República Dominicana. Su apabullante presencia obnubila la vista y deslumbra a todo aquel que queda expuesto a este imponente dechado de la naturaleza. Una densa y profusa sinfonía vegetal predomina, todavía, en la mayor extensión de una dilatada área de más de 400 Klms2, y en sus bosques nublados pululan, anidan y se reproducen las palomas cenizas, dicharacheras cotorras y pericos, jilguerillos y caos, entre otras muchas especies de aves, algunas de ellas endémicas, que encuentran su hábitat natural en los insondables confines de las montañas y su amplio altiplano.
Diversas especies de reptiles, batracios y ofidios han sido reportados como endémicos de este inmenso lugar y de cuando en cuando pueden avistarse algunos ejemplares de jutias y solenodontes, mamíferos originarios de la isla Hispaniola y que, al igual que la desaparecida raza Taína, ya ocupaban este territorio en condición de dueños legítimos, al momento de la llegada del conquistador europeo, en 1492. Al igual que estos inofensivos y escurridizos especímenes, en los montes y serranías encuentra refugio y campo abierto para medrar y desplazarse a sus anchas el puerco cimarrón y, según los viejos de antaño, influenciados por leyendas y cuentos de camino, heredados, en parte, de las creencias mágico-religiosas que inspiraban la vida de los indígenas, junto a las sinuosas ondas de la neblina que se disemina por el firme de la loma, también deambula la ciguapa, de cuyo canto quejumbroso en insinuante reclamo de amor y compañía, desde temprana edad aprenden a resguardarse los mozalbetes que crecen en estos linderos de la Patria.
Al abrigo de esta inmensa y dominante cadena montañosa, teniéndola como eterna compañera y formando parte del entorno en cualquier dirección en que se proyecte la mirada, se desarrollan caseríos, villorrios y pueblecitos integrados por gente con características propias, modos de conducta y una filosofía ante la vida, la muerte y los designios de la existencia, que les convierte en especiales; únicos, quizás. Los avatares de la faena diaria, la lucha constante contra las inclemencias de la naturaleza, las limitaciones derivadas de la pobreza extrema y la indolencia oficial y estatal ante sus necesidades, les ha hecho desarrollar mecanismos de defensa y adaptación que les permitan subsistir y seguir adelante, contra viento y marea. Confiando en una abundante cosecha de café o de habichuelas y albergando la ilusión de cambiar su miseria con la esperanza puesta en una vida nueva. Gente que lleva impreso en la piel las huellas profundas de la mescolanza de razas y culturas. Gente que alberga creencias religiosas propias del sincretismo derivado del mulataje y que exhibe en su lenguaje, sus hábitos alimenticios y manera de conducirse ante las incidencias del diario vivir, el amor y los sentimientos sublimes del alma, una forma muy particular, que les identifica ante los demás y ante el mundo.
En Hondo Valle, en el sur profundo, al pie de la ladera norte de la Sierra de Neyba, entre café y miseria, nació y creció Félix D’Oleo: maroteando en los campos, trajinando en las labores del conuco, comiendo chenchén con chivo y chacá, confiando a pie juntillas en las bondades y milagros del Santo Patrón y en el poder mesiánico de Papá Liborio y sus continuadores, los Mellizos de Palma Sola, con la oración en los labios para alejar y disipar los maleficios de bacás y galipotes, divirtiéndose en fiestas de palos y recibiendo, tempranamente, el despertar ante la poderosa influencia del arte y el folklor de nuestros pueblos, tanto en los actos escolares como en veladas sociales, familiares, de índole religiosa o del carnaval regional.
Y con el sabor de toda esa herencia a cuestas, con el andamiaje cultural y la recia formación familiar imperante entre la gente humilde y buena de su entorno, partió un día buscando ampliar sus estudios y en pos de nuevos y más dilatados horizontes, en los que pudiese proyectar con más soltura sus inquietudes artísticas. Pero sin olvidarse, jamás, de donde provenía.
Una guitarra al hombro, un diploma de Tecnología Eléctrica colgado en la pared y subsistiendo en base al ingreso de esporádicos empleos, oficios y ocupaciones caracterizaron sus años de estudiante y su vida en Haina y Santo Domingo, allá por los años 80’s. Y una precoz y versátil tendencia a declamar melancólicas tonadas, acompañadas de quejumbrosas notas de su inseparable guitarra, en reuniones de amigos, eventos estudiantiles en la aguerrida Universidad Autónoma de Santo Domingo de entonces y en esas noches de juerga y bohemia con que de continuo la juventud celebra la alegría de vivir, al tiempo que construye un monumento al amor y se sumerge en el profundo y lastimero foso del desamor.
Un viaje a los Estados Unidos, invitado por una entidad estudiantil y cultural hispana le lleva a establecer su domicilio en la ciudad de Nueva York, y desde allí comienza a desarrollar, paso a paso, con tropiezos y limitaciones, su proyección artística.
El timbre de su voz, con el estilo inconfundible de los trovadores de antaño que arrullan con su música y convencen con su canto, unido a sus innatas condiciones como compositor y arreglista de fuste le facilitan que a finales de los 90’s fuese escogida la canción “Se Fue”, de su autoría, como el tema musical de la película Nuevayol, producida por el cineasta dominicano Ángel Muñiz y que protagonizara el desaparecido humorista Luisito Martí, entre otros valores del arte escénico.
A partir del resonante éxito obtenido por la película en cuestión, principalmente entre el público criollo e hispanos en general diseminados por el mundo, D’Oleo comienza a difundir su arte y su voz en diferentes escenarios de la Gran Manzana y se suceden con mayor frecuencia sus viajes a la Patria para participar en el montaje de conciertos, eventos multitudinarios y participaciones en salas distinguidas, programas de variedades en la televisión y sitios de diversión, en ocasiones, junto a otras luminarias del arte y el mundo del espectáculo.
‘Se fue’, ‘Allí estaré’, ‘De ahí vengo yo’, ‘Soy como soy’, ‘Hoy somos una canción’, ‘Me falta todo’, ‘Murmullos’, ‘No me importa, no’, ‘Andando de noche sola’, su versión de la canción ‘Dos Amantes’, del brasileño Roberto Carlos, así como variadas interpretaciones que ha hecho de composiciones de diferentes autores, a las que ha revalorizado, impregnándoles su estilo peculiar, son apenas una muestra de la extensa discografía de este versátil y carismático artista popular que, entre otras cosas cuenta con el aprecio y el cariño indisputable, no solamente de las personas oriundas de Hondo Valle, su pueblo natal, sino también de todos aquellos a quienes ha ido cautivando y atrapando con el embrujo de su voz, en todos estos años de incesante carrera artística, que también ha estado salpicada –y recompensada- con importantes y significativas premiaciones y reconocimientos, tanto en el país como en el extranjero.
Acorde a su profunda formación humana y sensibilidad ante la problemática socioeconómica por la que atraviesa el país y de manera específica su terruño, en el pasado reciente y en vísperas del recién finalizado proceso eleccionario congresual y municipal, proclamó su disposición a terciar por un escaño en el Congreso Nacional, en representación de la Provincia de Elías Piña, demarcación a la que pertenece el pueblo de Hondo Valle. En la ocasión, manifestó que le animaba la intención de representar a todos los sectores y corrientes políticas que hacen vida en su comunidad, ya que albergaba el deseo de luchar desinteresadamente, sin importar banderías, en beneficio de todos y en pro de impulsar por la vía legislativa las medidas sociales requeridas con urgencia por su comunidad y su región.
Tal parece que las conveniencias político-partidarias (y las desaforadas apetencias particulares, le agrego yo) dificultaron y finalmente impidieron su selección y posterior postulación -al igual que ocurrió en otros puntos del país, con algunos valiosos exponentes del sentir de sus comunidades de origen-, dejándonos para la historia el amargo sabor de las aspiraciones frustradas cuando se pone en evidencia el oscuro manejo y los intereses escondidos detrás de las rancias y obsoletas claques politiqueras enquistadas en los altos mandos de las maquinarias partidarias. El tiempo dirá qué se ganó y qué se perdió en Hondo Valle y Elías Piña, con la aplicación de la jugada artera que castró las nobles aspiraciones políticas de Félix.
Acorde al paso de los tiempos y a las leyes de la dialéctica, como él mismo expuso en entrevistas y declaraciones ofrecidas recientemente a los medios de comunicación, con sus alzas y sus bajas y adecuándose a los cambios que experimenta la sociedad, D’Oleo se ha mantenido vigente en el gusto popular con su voz, su guitarra y el mensaje subliminal contenido en las magníficas letras que constituyen sus canciones. En la actualidad se encuentra inmerso en las labores de finalización de su próxima oferta musical, basada, principalmente en temas en tiempo de bachata, género con el que se siente muy a gusto porque, al decir suyo, -“ la bachata es un asunto de sentimientos y de amargarse; Y de eso, tengo bastante!!”-
La producción lleva por título Del alma y está pautada para salir al mercado en Enero del 2011; En las emisoras ya suena con insistencia el corte “No tengo minutos”, que será usado como tema promocional y por su parte, el inquieto vocalista sureño se encuentra de gira artística en el país, ‘tirado a la calle del medio’, en pro de reencontrarse con su público y reconquistar la plaza dominicana, en la que goza de un inmenso aprecio.
Desde ya, le deseamos el mayor de los éxitos a este noble y esforzado artista oriundo de la frontera dominico-haitiana, e incansable luchador por las mejores causas de su pueblo, quien siempre ha ostentado con orgullo su humilde condición y procedencia.
Diciembre 11, 2010; NYC
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