3 abr 2010

Con Ulises Regino en el recuerdo


Hace unos días despertamos horrorizados con la infausta noticia de que en la noche de la víspera una vida valiosa había sido segada mientras se perpetraba un atraco en un establecimiento comercial del sector capitalino de Ciudad Nueva. La reseña indicaba que los desalmados delincuentes no tuvieron miramientos en acribillar a balazos a uno de los parroquianos que se encontraba en el interior de la bodega (colmado), quien, al parecer, se resistió al atraco y tal vez quiso interceder en apoyo de los dueños del establecimiento u otras personas presentes.

La identificación de aquel valeroso ciudadano fallecido y el preocupante derrotero que viene observando en los últimos años el clima de preservación de la seguridad ciudadana y el respeto a las libertades públicas en el país, deben mover a hondas reflexiones a todo aquel que tenga una pizca de aprecio por su terruño y el sostenimiento de nuestra endeble democracia.

La vida, en todas sus manifestaciones, debe ser motivo de alegría y satisfacción; su preservación debe ser compromiso de todos y la supresión de ésta por vías y medios ajenos al decurso natural del proceso biológico por el que todos hemos de transitar debe ser motivo de rabia e indignación.

En lo personal, por más de una razón, la muerte de Ulises Regino Lantigua, a manos de una banda de delincuentes de la peor ralea, nos conturba el espíritu y nos llena de profunda congoja.

No vamos a destacar las descollantes cualidades que adornaban a este ciudadano, en su entrega sin dobleces a la militancia política y a la defensa de las mejores causas del pueblo dominicano. Con suficiente propiedad y sin menoscabo ya lo ha hecho Reynaldo Pared Pérez -representante de la colectividad partidaria a la que pertenecía Regino-, a quien le correspondió resaltar las valiosas condiciones del fallecido así como el hondo pesar que embarga al PLD y sus miembros debido a esta lamentable pérdida.

No pretendo suplantar el papel que le corresponde a la Universidad Autónoma de Santo Domingo –UASD-, institución a la cual el finado estuvo ligado en una etapa importante de su vida, desempeñando diferentes posiciones administrativas y en donde siempre se destacó como fiel defensor de los principios filosóficos de esa alta casa de estudios y soldado de primera fila como defensor y propulsor intransigente e inflexible de las reformas e implementación de iniciativas en bien de la institución académica.

Seguro estoy que la familia uasdiana y sus actuales autoridades le habrán rendido por los canales correspondientes, sin regateos, mezquindades banales ni sectarismos trasnochados, los reconocimientos a los que se hizo merecedor, y así se lo habrán hecho saber a sus familiares inmediatos y demás deudos.

No queremos evaluar el descollante papel jugado por Ulises Regino en pro de la ornamentación del campus de la UASD, su jardinería, rescate y establecimiento de áreas de descanso y estudio, que convirtieron el perímetro de la Academia en una especie de santuario ecológico de preservación y desarrollo de variadas especies de la fauna y la flora, matizado con vistosos jardines y estructuras ornamentales hábilmente establecidas como remanso visual y espiritual. En estas tareas, Regino concitó el entusiasmo y la colaboración del Maestro Haffe Serrulle –quien ocupó el cargo de Secretario General de la institución en la época a que nos referimos- y el eminente naturalista Profesor Eugenio de Jesús Marcano (Qepd), entre otros, quienes le apoyaron en sus proyectos ecológicos y ornamentales y le diligenciaron el apoyo logístico necesario para echar adelante lo que para algunos era una utopía.

Los robustos y espigados exponentes de las diferentes especies ornamentales introducidas y diseminadas en todo el campus central de la UASD, las diversas variedades de aves que establecieron desde entonces su hábitat en los citados terrenos y las múltiples especies florales sembradas por doquier y que, a pesar de ciertos descuidos coyunturales, todavía engalanan las calles y veredas con su lozanía, simbolizan, en el presente, el más vivo ejemplo de las oportunas medidas tomadas por Regino -a pesar de las disidencias- en aquella época y constituyen a la vez un simbólico legado a su memoria.

En los últimos años, luego de agotar un extenso periodo de labores en el centro académico, le vimos entregado por entero a labores de limpieza y acondicionamiento de playas y balnearios, como parte de un plan general orquestado por el Ministerio de Turismo, entidad estatal dirigida en la actualidad por Francisco Javier García. Con su inagotable energía y habilidad para dirigir contingentes humanos, le vimos encabezar extensas jornadas de trabajo en las playas del litoral costero del norte y noroeste del país y en otros puntos de la geografía nacional y en sus actos y ejecutorias resaltaba la gran pasión con que se entregaba a las actividades en las que entraba en contacto con la naturaleza.

Una acción aviesa y deleznable nos ha dejado sin la presencia vigorosa, afable y solidaria de Ulises Regino Lantigua. En mis recuerdos siempre permanecerá como la persona con la que se podía disentir sin que ello fuese obstáculo que impidiese debatir, en tono franco y abierto, hasta llegar a soluciones y acuerdos que beneficiasen a las mayorías.

Quedará, también, como el contendor en las lides sindicales o de política partidaria que nunca apeló a trapisondas ni golpes bajos para defender sus posiciones, una persona de mentalidad liberal con la que se podía conversar sobre casi cualquier tema y que, a pesar de estar ubicado en la acera del frente, siempre fue un leal colaborador y enlace de confianza en tareas delicadas y de envergadura, encaminadas por la gestión sindical en la que hube de formar parte en los años 1982-1984, al frente de la otrora pujante Asociación de empleados Universitarios –ASODEMU-.

En aquellos años de efervescencia política, sindical y estudiantil, en que la Patria se debatía, acogotada por las desaforadas exigencias e imposiciones del Fondo Monetario Internacional –FMI-, desechando su condición de Mayordomo General –Interino- de la UASD, cuantas veces fue necesario Ulises Regino supo dar un paso al frente y convertirse en ‘guardia raso’, chofer, propagandista, mano derecha y, en algunos casos, guardaespaldas, al servicio de aquel abigarrado equipo de bisoños dirigentes sindicales que se entregaron en cuerpo y alma a la defensa de los intereses de los trabajadores, tanto dentro como fuera de la institución académica. Haciendo mutis de su investidura como funcionario medio del centro de estudios y sin importar riesgos ni consecuencias, continuamente acompañó a los miembros de la directiva sindical en marchas, procesos huelgarios y otras jornadas de lucha reivindicativa.

Y en algunas ocasiones en que las confrontaciones socioeconómicas exigían la participación de ASODEMU junto al conglomerado sindical en jornadas de alcance nacional, haciendo galas de una inestimable muestra de coraje y de solidaridad, sorteando los peligros de la noche y la acechanza de los mecanismos de seguridad del Estado, la mano diestra y segura de Ulises Regino empuñaba el timón de la destartalada furgoneta asignada por aquel entonces a la directiva del sindicato como medio de transporte –a la que popularmente se había bautizado como “La Bota pinchos”- y nos depositaba en la seguridad de nuestros hogares y el calor de nuestras familias, para regresar entonces a su redil, solo, pero con la satisfacción del deber cumplido.

Esa era la naturaleza de ese ser inmenso que en vida respondió al nombre de Ulises Regino Lantigua: solidario, abnegado, Leal; Trabajador a carta cabal. Así permanecerá en nuestros recuerdos.

El salvaje crimen perpetrado en una persona de tan elevadas cualidades no debe quedar impune. La sociedad dominicana exige una sanción ejemplarizadora para los culpables de este bochornoso hecho y que se detenga, de una vez por todas, la escalada delincuencial que amenaza con echar por la borda la estabilidad social que tantos sacrificios nos ha costado.

Descansa en paz, camarada, hermano, amigo, Ulises Regino Lantigua!!

Sergio Reyes II
sergioreyII@hotmail.com

NYC. 02/28/2010. 11:30 p.m.

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Una sola Palabra

BUCÓLICO

1. Adj. lit. Díc. del género de poesía o composición poética que canta la sencillez de la vida campestre. Teócrito es considerado su creador y Virgilio su máxima figura y modelo para los autores de la Edad Media.

2. adj.-s. idílico.