10 abr 2010

… ni con el pétalo de una Rosa!!


Todo el mundo lo vio en la pantalla chica. ELLOS mismos lo difundieron, en una edición artificiosa que pretendía manipular a la opinión pública a su favor. Al segundo, traspasó los linderos de la aldea virtual, escaló a las alturas, navegó en el amplio océano de las redes satelitales y dio la vuelta al planeta en una frenética danza en la que confluye el morbo, la animadversión hacia uno u otro de los protagonistas del bochornoso espectáculo y los sentimientos de intolerancia y predisposición de cierta gente que, en pleno siglo XXI aún observa posiciones aberrantes ante un tema de palpitante actualidad como lo es el de los asuntos de género y preferencia sexual.

Todo ello, sazonado por un repetitivo y ambivalente patrioterismo que lleva a muchos a caer en el lamentable error de la xenofobia sin profundizar en el quid del asunto.

Y por encima de todo, la desgarrante imagen, que debe haber dejado a muchos sacudidos por el espanto y la vergüenza ajena, al observar en plena pantalla chica la forma en que la condición humana es zarandeada, humillada y vituperada en la manera más aberrante: a golpes, bofetadas, arañazos, empujones e improperios impublicables.

Hasta con jaladera y desprendimiento de moños, de ñapa!!

Hechos como el que nos ocupa se veían venir desde hace mucho tiempo: Tanto da la gota en la piedra hasta que le hace un hoyo, dicen los viejos de antaño. Hay gotas que rebosan vasos, dicen otros. Y, en efecto, éstas gotas cargadas de acíbar y atizadas por la mordacidad, el deseo de acaparar audiencia y ciertas dosis de envidia y frustración acabaron por vencer la resistencia de alguien que decidió poner un punto final al rosario de maledicencia y chismes de comadres que desde mucho tiempo atrás le habían estado afectando.

Y se armó la pelotera y Venya Carolina acabó rodando por el suelo! Y con ella rodaron también los derechos y merecimientos de la mujer, ese ser sublime que -como alguien una vez dijo-, no debe ser tocada –ni golpeada- ni con el pétalo de una rosa.

Razones van y vienen, excusas vienen y van, que avalen, justifiquen o sirvan de atenuantes a la irrupción de la impulsiva morena de la televisión dominicana, en el lugar en que se llevaba a cabo la producción del programa “Los Dueños del Circo”: Que si no debió incursionar en dicho escenario en la forma y en las condiciones en que lo hizo y usando las palabras que usó; Que si debieron sacarla de allí, apelando a procedimientos armónicos y de entendimiento; Que si ella agredió primero; Que si estaba afectada por la ingestión de sustancias que alteraban su conducta en esos momentos, … y una retahíla mayor de réplicas y contrarréplicas, que constituyen la de nunca acabar.

Sean cuales fueren los argumentos esgrimidos por cada una de las partes envueltas y dependiendo de la óptica con que se avizore el caso, lo más penoso e irritante del feo incidente ha sido la manera grosera, desfachatada y zahiriente con que los propios conductores del citado espacio televisivo presentaron SU versión del hecho, en una edición elaborada a la carrera y, como es natural, con los cortes , ajustes, enfoques convencionales desde diferentes ángulos y el uso acomodaticio de las partes que más les interesaban en los diálogos que se suscitaron en la acalorada discusión.

De tal suerte, a pesar de los golpes, maltratos y vejaciones recibidas por Venya Carolina, los tales cirqueros pretenden aparecer como mansas ovejas que simplemente se limitaron a defenderse de una agresión.

… Pero, cayeron en el error de dejar abierto el micrófono y la voz de una gallareta que les sirve de contraparte en el citado espacio recorrió el mundo en segundos, vanagloriándose de los golpes, arañazos, Jaladera y desprendimiento de moños que había ejecutado, de manera aviesa, en detrimento de la conductora de marras.

Y en este punto, y sin necesariamente estar a favor o en contra de Venya Carolina y su inmadura incursión en la cueva de los lobos, mucha gente en todo el mundo comenzó a preguntarse en lo más recóndito de su ser: Cuándo se le pondrá freno –o mejor, bozal- a este cuarteto de víboras que desde hace tanto tiempo, a través de la televisión dominicana y contando con la sospechosa benevolencia de los dueños de ciertos medios, vienen haciendo lo que les da la gana en contra de honras y reputaciones de todo aquel con quien se les antoje, basados, sabrá Dios, en cuales ocultos motivos?

A consecuencia de este feo incidente que enloda al mundo del entretenimiento, ya fue emitida una resolución de parte de la entidad que regula el uso de las ondas radiales y televisivas y el mundo del espectáculo, mediante la cual se suspende la emisión del programa Los Dueños del Circo por un periodo determinado de tiempo, así como a sus productores. La escultural morena, con mayor mesura y comedimiento que los exhibidos en los momentos del escándalo, ha interpuesto una acción legal contra sus agresores y ha pedido apoyo a comunicadores, medios de prensa y programas de farándula y variedades, frente al proceso de debates que ha de producirse a continuación.

Todo indica que el asunto va para largo. Las partes envueltas defenderán sus posiciones en estrado y, esperemos que, a pesar de los magullones e improperios recibidos por Venya, de todo este sainete salga a relucir alguna medida que reivindique el respeto a la condición humana, la debida veneración a la mujer y un manejo decente y adecuado de los medios de comunicación.

De no hacerlo así, la sociedad dominicana debe estar preparada porque, en lo adelante, otros afectados podrían apelar a vías de hecho para dirimir sus diferencias con los vituperantes cirqueros o cualquier otro émulo en el amañado y corrosivo uso de los medios de masas para dañar reputaciones y cobrar notoriedad.

Y quizás -en ese caso hipotético a que me refiero-, no será con una voluptuosa y colérica, pero desvalida mujer, como Venya, con quien éstos habrían de vérselas, sino con alguien que, de una vez por todas, les ponga en su puesto.

Hagamos votos por la superación de estos males y mientras, aunque me 'caliente’ con mi entorno, extiendo mis votos de simpatía a Venya Carolina y con ella, a todas las mujeres que dan un paso al frente, en defensa de su honra y su integridad.

He dicho!!!
Sergio Reyes II

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Una sola Palabra

BUCÓLICO

1. Adj. lit. Díc. del género de poesía o composición poética que canta la sencillez de la vida campestre. Teócrito es considerado su creador y Virgilio su máxima figura y modelo para los autores de la Edad Media.

2. adj.-s. idílico.