Por Sergio Reyes.-
Resulta
oportuno y atinado el conocimiento del proyecto de ley que cursa en
estos días en el Congreso a favor de que los restos del Coronel Rafael
Tomás Fernández Domínguez sean exhumados y depositados en el Panteón
Nacional.
En
apoyo a estas gestiones se han pronunciado diferentes personalidades
del acontecer ciudadano, entre los que destacan historiadores,
ex-compañeros de armas del extinto y pundonoroso militar, figuras del
activismo político, representantes de entidades gremiales y movimientos
del accionar sindical y comunitario, entre otros, quienes han expresado
su adhesión a la propuesta por medio de diversos escritos, su presencia
física e intervenciones en las vistas públicas convocadas por la
Comisión de Cultura del Senado, a fin de conocer el parecer de la
comunidad en torno a esta propuesta que, en sus orígenes, ha estado
motivada en el proyecto elaborado por el diputado Víctor Suárez Díaz
(PLD- Santiago de los Caballeros).
Entre
las organizaciones que han hecho suyo el pedimento y realizan
diferentes gestiones a fin de lograr una amplia adhesión de la
ciudadanía, que motorice su pronta aprobación, se destaca la Junta de Asociaciones Campesinas Rafael Fernández Domínguez –JACARAFE-, entidad de esencia comunitaria, establecida en 1991 en Damajagua -Municipio de Esperanza, Provincia Valverde-, lugar
de nacimiento y zona en donde desenvolvió sus primeros pasos este
heroico militar que encabezó múltiples acciones en pro de la democracia,
el respeto a las instituciones, la soberanía y los derechos
inalienables del pueblo dominicano y quien es considerado, sin lugar a
dudas, como el inspirador militar de la insurrección armada del 24 de
Abril de 1965, orquestada en contra del régimen del triunvirato.
Esta
dinámica entidad de orientación del campesinado, que reúne en su seno a
más de 220 organizaciones de base empeñadas en la ejecución de diversos
proyectos de desarrollo con la finalidad de ayudar a elevar el nivel de
vida de los habitantes de más de 125 asentamientos humanos establecidos
en la Línea Noroeste, decidió asumir como su guía moral al
ideólogo y propulsor de la Insurrección de Abril, luego de conocer en
detalles las valerosas acciones encaminadas por este pundonoroso
militar, su entrega a la defensa de la democracia dominicana, sus
enérgicas y arriesgadas acciones en apoyo al sostenimiento del régimen
democrático del Profesor Juan Bosch (1963), el
encabezamiento del movimiento insurreccional que perseguía la vuelta a
la constitucionalidad, luego del grosero Golpe de Estado perpetrado en
contra de dicho mandatario y, finalmente, su sacrificio, de cara al sol,
el 19 de Mayo de 1965, mientras dirigía, personalmente, un fallido
asalto al Palacio Nacional, que se encontraba en esos momentos bajo el
control de las fuerzas antinacionales y traidoras del llamado Gobierno de Reconstrucción Nacional.
Son
innúmeras las razones que avalan que personajes valiosos de nuestra
patria, de la talla de Fernández Domínguez y Francisco Alberto Caamaño
Deñó, sean exaltados al Panteón Nacional, para honrar, con la
contundencia de sus gloriosas cenizas, la solemnidad de ese simbólico
lugar destinado a perpetuar en la memoria del pueblo dominicano a
aquellos prohombres que lo dieron todo en aras de la construcción y
solidificación de la Patria.
Las
hazañas que dan cuenta de la incuestionable lealtad, la entereza y el
arrojo asumidos por Fernández Domínguez en diferentes etapas de la vida
nacional, y de manera principal en los acontecimientos que sacudieron la
república en los convulsos años 1960-1965, están impresas, con letras
de oro, en los textos de la Historia Dominicana.
Por
ello, pienso que, desechando mezquindades y animosidades, debemos
unirnos y cerrar filas en torno a este justo pedimento, junto a Alma
Arlette Fernández, esa valerosa dama que, más que una viuda, es una
mujer de acero que ha sabido poner en alto la memoria de su insigne
esposo y otros compañeros de armas, a través de los trabajos cívicos y
educativos que, bajo su dirección, viene ofreciendo en todo el ámbito
nacional la Fundación Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez.
Palabras
lapidarias del Coronel, expresadas en el fragor del accionar
revolucionario y que a pesar del transcurso de los años mantienen su
vigencia inalterable, parecen flotar en los cielos de la Patria, mientras se celebran las vistas públicas en el Senado en apoyo al proyecto de marras:
“
( … ) estoy firmemente convencido del papel que como militar dominicano
me reserva la vida. Nadie más decidido a aceptarlo, con todas las
responsabilidades y sus fracasos, pero sí con la más firme de las
decisiones”
“…
Con nosotros se levantará no sólo la voluntad democrática del pueblo
dominicano sino también la fe de muchos pueblos de América que tienen en
su corazón un altar para los luchadores de la libertad ( …
) terminaremos la lucha con el mismo sentido del honor con que la
empezamos y con el alma satisfecha de los que sirven a la Patria y, en
consecuencia, sirven a su pueblo ”
“…
Aquel que de nosotros caiga en la lucha, no caerá ; se elevará al
respeto de todos los dominicanos. Aquel de los que luchan contra
nosotros que no comprenda a tiempo su error, ése caerá para siempre del
amor del pueblo y será perseguido por la historia”
Hombres
de esta reciedumbre, con igual heroísmo y entereza, son los que deben
guiar las acciones, luchas y ardores de todos los dominicanos, en pro de
las reivindicaciones más sentidas de nuestro presente. En la misma
medida en que hacemos justicia, exaltando debidamente su memoria,
estaremos contribuyendo con el rescate y preservación de los valores
humanos y nacionalistas en nuestro país, que se encuentran altamente
deteriorados a causa de los malos ejemplos y el clima de corrupción e
impunidad que hoy nos agobia.
Confiamos
en que se imponga la ecuanimidad entre nuestros legisladores y que, tan
pronto sean agotadas las formalidades que exige la ley, se proceda con
la aprobación y el traslado definitivo de los restos del insigne Coronel
Fernández Domínguez hacia el Panteón de la Patria.
Y, tomando una vez más en calidad de préstamo sus palabras, me permito sentenciar con él: “La victoria definitiva estará al lado de la verdad, el honor y la libertad”
Descanso digno a sus restos. Gloria eterna a su memoria!!
Santo Domingo, Nov. 12, 2011.
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